Los beneficios del liderazgo consciente (II)

Los beneficios del liderazgo consciente (II)

La semana pasada, en el artículo anterior, decíamos que la práctica continuada de Mindfulness nos puede ayudar a ampliar la conciencia sobre nosotros mismos y sobre el entorno que nos rodea.

Vimos cómo Mindfulness nos ayuda a parar el piloto automático y observar. Observar nuestros pensamientos, nuestros patrones de conducta, nuestras emociones y reconocer cuándo estos se convierten en un obstáculo para liderar.

Añadimos en esta segunda entrega la importancia de ser conscientes también del entorno que nos rodea y de las personas que lo integran, aspectos fundamentales para un líder, entre otras cosas porque todo lo que hace (o deja de hacer) provoca un impacto en los demás.

De hecho, cuando pensamos en personas a las que consideramos líderes, las cualidades que solemos destacar tienen que ver sobre todo con el impacto que ese líder causa en los demás: “es una persona respetuosa”, “sabe escuchar”, “es paciente”, “es amable”, “sabe enseñar”, “es colaborador”, …

Estas cualidades nos hablan por tanto de la capacidad de liderar para conectar con los demás, generando un entorno laboral respetuoso y colaborador. Un líder consciente no lidera a través de las órdenes y el control, sino de la colaboración, la escucha atenta y la capacidad de considerar los fracasos y errores como aprendizajes.

En este sentido, según Janice Marturano, autora de Mindfulness en el liderazgo, apunta que la capacidad de conectar con uno mismo y con los demás está ligada a 4 principios fundamentales: EnfoqueClaridadCreatividad y Compasión, cualidades que se pueden fortalecer a través de la práctica de Mindfulness.

1. Enfoque

Para muchas personas es difícil mantener la concentración. No es extraño descubrir que nuestros pensamientos van de un lado a otro y que nos distraemos con cualquier cosa, incluidos nuestros propios pensamientos.

Una de las consecuencias de esa débil atención es que somos menos productivos, tanto en las tareas que tenemos que realizar como a la hora de atender conversaciones o reuniones.

La práctica de Mindfulness fortalece la concentración y nos ayuda a reconocer cuando nuestra mente se aleja del momento presente y cómo redirigirla. Como explica Janice Marturano, la capacidad mental de mantener la concentración es algo que se construye, lo que a su vez facilita la capacidad de conectar con los demás y atender plenamente las diferentes situaciones laborales a las que nos enfrentamos.

2. Claridad

Muchas veces solo vemos lo que esperamos o lo que queremos ver; no solemos cuestionar nuestras creencias para ver lo que realmente está ocurriendo. Tenemos nuestro “modelo” del mundo, de cómo creemos que las cosas son, y a veces nos vemos atrapados en él.

Un líder consciente necesita detenerse lo suficiente para darse cuenta si está atrapado en su propio modelo del mundo y esto le impide ver con claridad. Como dice Marturano, “las empresas necesitan líderes con la capacidad de ver claramente lo que hay, no lo que creen que hay o lo que recuerdan que hubo, de esta manera podrán tomar decisiones más adecuadas”.

Pero el desarrollo de una mayor claridad no solo se refiere a ver claramente los acontecimientos y el entorno que nos rodea, sino a verse también más claramente a sí mismos; líderes conscientes de sus filtros, sus condicionamientos y sus miedos.

3. Creatividad

Las soluciones y las ideas creativas se presentan cuando la mente no está siempre ocupada con listas de cosas para hacer. En ese sentido Marturano explica que la corriente continua del pensamiento obstaculiza el camino de la sabiduría, entendida como aquello que hemos aprendido y experimentado a lo largo del tiempo. Por eso, si vamos corriendo de un lado a otro perdemos el contacto con ese valioso recurso que hemos desarrollado.

La buena noticia es que con Mindfulness podemos enseñar a nuestra mente a establecer una relación diferente con la corriente continua de pensamientos y abrir un espacio a la creatividad.

4. Compasión

Todos compartimos la misma humanidad. Todos sufrimos y todos queremos ser felices. Esta es la máxima de la que parte Marturano para hablar de la compasión en el liderazgo, empezando en 1º lugar por la compasión hacia uno mismo. Compasión entendida como el impulso de aliviar el sufrimiento propio o ajeno.

Y al igual que el “enfoque”, la “claridad” y la “creatividad” se pueden desarrollar, la compasión también se cultiva. El 1º paso para hacerlo es practicar la compasión con uno mismo, lo cual nos permite reconocer nuestro sufrimiento y tratarnos bondadosamente. Una práctica especialmente interesante en el liderazgo teniendo en cuenta los numerosos momentos críticos que hay que atravesar.

Según Marturano, los mejores líderes trabajan al servicio de los demás sin desentenderse de su propio bienestar.

Prácticas de meditación para líderes:

La manera de ejercitar la mente en el cultivo de la Concentración, Claridad, Creatividad y Compasión es incluir prácticas de meditación y pausa deliberadas en el día a día.

Una buena manera de empezar es reservar al día 10 minutos para realizar una meditación básica centrada en el seguimiento de la respiración. Algo tan sencillo (y tan difícil a la vez) como sentarte durante 10 minutos en una postura cómoda para centrar tu atención en los movimientos de tu respiración al entrar y salir del cuerpo.

Quizás puedas reservarte esos 10’ estando incluso en tu puesto de trabajo, en tu despacho si dispones de él o en un lugar tranquilo al que puedas acceder.

Además del seguimiento de la respiración, también será útil que empieces a entrenar tu atención con alguna práctica de escáner corporal, prestando atención a las sensaciones en diferentes partes del cuerpo. Es importante que un líder escuche lo que le dice su cuerpo, tanto por su bienestar físico como por su estado emocional, ya que las emociones juegan un papel fundamental en el liderazgo y también podemos aprender a gestionarlas usando el cuerpo y la respiración.

Por otro lado, Janice Marturano también propone hacer pausas deliberadas a lo largo del día. Por ejemplo, si estamos en una reunión y nuestra mente se ha ido a otro lugar, podemos poner en marcha la sencilla práctica de dirigir de nuevo nuestra atención al lugar en el que nos encontramos, usando la respiración, apoyándonos en los ruidos que escuchamos o registrando nuestras sensaciones corporales.

En cualquier momento del día existe la posibilidad de asumir una pausa deliberada. Nuestro cuerpo tendrá así la oportunidad de reiniciarse y ver las cosas con más claridad.

La capacidad de integrar las pausas deliberadas dependerá de la regularidad de nuestra práctica formal cotidiana. En la medida en que durante la práctica de la meditación cotidiana de 10’ al día te acostumbras a dirigir tu atención a las sensaciones de la respiración, te resultará hacerlo más fácil en cualquier otro contexto.

Y cuando gracias al ejercicio de la pausa deliberada aprendes a introducir un momento de conciencia para parar el piloto automático, te darás cuenta también del modo en que esos pequeños momentos de mindfulness darán una cualidad diferente al momento siguiente.

Otras prácticas útiles para desarrollar un liderazgo consciente son:

La comunicación atenta, desarrollada por Gregory Kramer, autor de Insight Dialogue; paseos conscientes, en los que dirijas tu atención simplemente a los movimientos de tu cuerpo y a los diferentes estímulos que llegan a través de los sentidos o practicar la atención plena en diferentes momentos de la vida cotidiana (comida, ducha, limpieza, desplazamientos, esperas en la cola del supermercado, etc.).

Existen además cursos, como los que impartimos en Proformación, tanto en formato on line como presencial, y diferentes aplicaciones para móvil que también pueden ayudarte con tu práctica, por ejemplo, la APP valenciana Intimind

Como concluye Janice Marturano en su libro “Mindfulness en el liderazgo”, todo el mundo tiene la capacidad de liderar con excelencia. La excelencia se deriva del cultivo de la conciencia de uno mismo y de crear el espacio necesario para tomar decisiones centradas, claras, compasivas y creativas. El camino es el aprendizaje y la práctica.


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